Un armatoste es un mueble tosco e inutil que generalmente, estorba y nadie quiere. En su momento, muchas creaciones invaluables de nuestra vida diaria fueron consideradas inútiles por algún "experto". Por ejemplo, HP rechazó la idea de Steve Wozniak:la computadora personal. En 1983, Atari rechazó la consola de juegos que se convirtió en Nintendo. En 1876, Western Union rechazó el invento de Alexander Graham Bell: el teléfono, aduciendo que más parecía un juguete. Bill Gates, en su momento, rechazó los dispositivos de libros electrónicos y Carles Chaplin argulló que el sonido en el cine sería una moda pasajera. Conocemos la historia...Este blog es un vehículo para expresar y producir ideas, sea que a otros les parezcan "armatostes" o no.
.

lunes, 27 de julio de 2015

¿Por qué se debe permitir o no el papel de Los Indignados en el desarrollo político y social de Honduras?

Por Andreha Romero

UNA VISION AL ORIGEN DE LOS INDIGNADOS

Tras el escándalo de corrupción suscitado con el desfalco del Instituto Hondureño de Seguro Social (que originó la muerte de aproximadamente tres mil personas), un grupo de jóvenes ha logrado movilizar a miles de personas en lo que se ha denominado "la marcha de las antorchas" o “marcha de los indignados”.

Este movimiento es una protesta en contra de los actos de corrupción cometidas por militantes del partido político de gobierno, por lo que la mayoría de “Los Indignados” pertenecen a los partidos de oposición, quienes cada viernes se dan cita para marchar por las calles y avenidas de las principales ciudades del país, para exigir la renuncia del actual presidente Hondureño y la instalación en Honduras de una Comisión Internacional Contra la Impunidad (como la instalada en el país hermano de Guatemala)

En lo particular, no he tenido la oportunidad de acompañar ninguna de estas marchas de protesta, no porque no sienta indignación, no  porque no me duela pensar en las personas que fallecieron por falta de atención médica sino porque considero que no todas las personas que acompañan este movimiento lo hacen motivados por la “indignación” sino aprovechando la coyuntura para desestabilizar a un gobierno/partido al que no pertenecen.

En mi ciudad de origen, también se han realizado varias marchas de las antorchas en apoyo a las realizadas en Tegucigalpa, y algunas de las personas que participan en estas protestas dejan mucho que desear si hablamos de honestidad o como dicen “no tienen cara para protestar por la corrupción”, pues han desempeñado cargos dentro de la estructura de sus gobiernos en  los que no han demostrado mucha transparencia que digamos.

Quizás esto es algo que me frene de participar en las protestas, pero no por esto dejó de reconocer la importancia de las mismas y el valor de las personas que se movilizan, que gritan, que reclaman de corazón.

El problema en nuestro país, es la política. O quienes  representan la política partidaria. Muchos políticos hondureños solo buscan la oportunidad para “jalar” agua para su molino, y el caso de “las antorchas” y “los indignados” no es la excepción, así lo aseguró en los medios (Diario La Tribuna) uno de los muchachos que comenzaron este movimiento:
“Ariel Varela, quien junto a Miguel Membreño comenzaron la huelga de hambre, señaló directamente a Rafael Alegría y Juan Barahona como los artífices de la estrategia política para dividir la multitudinaria movilización.
“Ayer hicieron un comunicado informando que ahora ellos iban a convocar las movilizaciones de Las Antorchas, esto lo lamentamos”, dijo el joven… Agregó que el grupo denominado ¨Los Indignados¨ no fue organizado para que un grupo político se aprovechara, sino para fortalecer la lucha contra la corrupción y la impunidad.

Considero que situaciones como ésta, son las que eventualmente podrían debilitar el movimiento y hacer que la protesta pierda su norte.

En varias ocasiones he discutido con amigos, sobre el origen de los indignados y debo reconocer que Si creo que muchos de los que asisten a las marchas, en realidad se sienten indignados con tanta corrupción y descaro, pero también reconozco que en la gran mayoría impera una necesidad política de oposición y esto me lleva a preguntarme y preguntarles:
Si fuese otro el partido de gobierno y el involucrado en los actos de corrupción, serían los mismos indignados?
Serían las mismas personas las que asistirían a las marchas?

La respuesta a estas dos preguntas, para mí es obvia: NO.

Se que hay personas que si lo harían, y son aquellas que se vieron afectadas directa o indirectamente por el desfalco al IHSS, personas que perdieron un familiar por falta de atención médica, ellos sí, porque son los verdaderos indignados, pero los que andan motivados por ser de la oposición, no lo harían.

Así mismo, estoy a favor de las marchas pacíficas, pero nunca he avalado el vandalismo como medio de protesta y desafortunadamente, hay muchos militantes dentro del partido Libre  que hacen uso de este recurso en sus manifestaciones ya sea manchando paredes, quemando llantas, buses y hasta establecimientos públicos, aventando pedradas, quebrando vidrios de edificios, etc.; en lo personal considero una bajeza este tipo de acciones.

Referente a esto, El Heraldo en su edición del Lunes 13 de Julio publicó:
“El Comisionado Nacional de Derechos Humanos (Conadeh) condenó este sábado los actos de violencia suscitados en la marcha del viernes protagonizada por el movimiento Indignados Honduras y miembros de la oposición, y reiteró el llamado al diálogo. Durante la marcha de ayer, las instalaciones de Conadeh fueron atacadas por personas desconocidas que se cubrían el rostro, lanzaron piedras y destruyeron los ventanales de vidrio, además pusieron en riesgo la vida de las personas que se encontraban en el interior. Pese a que las marchas se han caracterizado por ser pasivas, en esta ocasión algunos de sus participantes también lanzaron piedras contra el edificio de Torre Libertad, donde funciona Ten canal 10, quebrando algunos vidrios y ocasionando daños al inmueble. Rodrigo Wong Arévalo, propietario del medio, calificó el acto como vandalismo.”

Considero que la posición del Presidente de no sentarse a dialogar con los indignados, es una de las circunstancias que provocan que las protestas se degeneren en caos, pues a pesar de que el Sr. Presidente promueve el diálogo, este no se ha dado con los organizadores de este movimiento, al contrario, parece ser un diálogo unilateral, o como muchos dicen: “Un Monólogo”

Para el analista Raúl Pineda Alvarado, las protestas continuarán porque la población quiere un cambio. “La clase política tiene que cambiar o los van a cambiar”,  a ese “cambio” los políticos tienen que conducirse a buen ritmo de pasos o la sociedad va a barrer y trapear con ellos”.

Y claro que todos los hondureños queremos un cambio, anhelamos vivir en un país donde se respeten los derechos de las personas, donde no haya corrupción, donde no hayan abusos y aunque el camino es largo, presiento que llevamos un buen rumbo.


EL DERECHO A PROTESTAR

Hay ocasiones en que los sistemas no funcionan como se supone que deban y esto se convierte en otro gran reto de vivir en sociedad. ¿Qué hago cuando no cuento con los medios para sobrepasar mis barreras y, además, el sistema no funciona? Pues no queda de otra: ¡Hay que protestar! 
Miguel Vega, 2014.

Todos los seres humanos tenemos derecho a protestar, es más lo hacemos en el diario vivir. Desde que somo muy pequeños protestamos.
Protesta un bebé cuando le dan biberón y lo que quiere es pecho.
Si a un niño no le gusta lo que su madre le preparó para comer, protesta.
Si a un empleado le imponen una tarea extra, protesta.
Si un maestro pone un examen sin previo aviso a sus alumnos, estos protestan.

Como vemos, si somos capaces de protestar por situaciones un tanto triviales, por qué no lo haríamos en circunstancias que realmente lo ameritan, como lo es un mal gobierno, un abuso de autoridad, un caso de corrupción.
Por esto considero de suma importancia el derecho que tienen “Los Indignados” a protestar por todos aquellos que no lo hacemos.

La manifestación pacífica es uno de los derechos que más pone en evidencia el grado de respeto y responsabilidad de un Estado con los derechos humanos y la fortaleza de sus instituciones democráticas para evitar y prevenir el uso abusivo o violento del poder público en contra de los ciudadanos.

Puede definirse como un ejercicio de acción cívica para expresar de forma pública inconformidad o insatisfacción con problemáticas no resueltas, de diversa índole. Esta acción cívica también puede estar motivada por la indignación, la disidencia o la resistencia ante políticas públicas o conductas de los poderes públicos que afectan de manera significativa el ejercicio de derechos.

En sus maneras de convocatoria y organización, la manifestación pacífica adopta múltiples formas y puede ser llevada a cabo por personas, grupos de personas u organizaciones con el propósito de llamar la atención pública sobre ciertos asuntos ciudadanos y reclamar la urgente solución a los mismos. Están las protestas y concentraciones realizadas en espacios públicos, las huelgas y paros laborales (Principios de la OIT sobre el Derecho a Huelga) y las más extremas como las huelgas de  hambre (Declaración de Malta sobre Personas en Huelga de Hambre)

Casi siempre la manifestación pacífica es un punto de llegada y no un punto de partida. Aparece después que se han agotado otras vías de solución, durante un tiempo prolongado que ha excedido los límites de espera, porque los problemas se agravaron o porque hay daños inminentes a las personas.

Esta es la razón que desató las masivas marchas de las antorchas a nivel nacional, el hecho de no encontrar una respuesta concreta por parte del gobierno, ante la necesidad que tenemos los hondureños de instalar una Comisión contra Impunidad, pues todos queremos que se realicen auditorías en cada una de las organizaciones, ministerios, entidades que conforman el gobierno, para tratar de sanear de una vez por todas la estructura gubernamental y sentar un precedente para evitar futuras corrupciones.

A todos nos interesa vivir en un país donde se respeten los derechos de las personas, donde nuestros impuestos se utilicen para beneficio de todos los hondureños y no sólo para enriquecer a unos cuantos, queremos vivir en un país donde a los corruptos se les castigue con cárcel, no premiándolos con un cargo importante dentro del gobierno.
Queremos un país donde quienes nos representen en política, lo hagan pensando en favorecer a las mayorías, no en llenar de dinero sus cuentas bancarias.

Pero cuando vemos tantos actos de corrupción y que nadie hace nada por evitarlo y que quienes deberían protegernos de hacen de la vista gorda o son parte de ella, es allí donde la sociedad se convierte en una masa iracunda que puede ocasionar el desplome de cualquier gobierno. 

Las protestas pueden llegar a tornarse violentas cuando se han cerrado todos los caminos de diálogo y la resolución de conflictos por vías institucionales; o también cuando su ejercicio provoca medidas de represión o criminalización que atentan contra la vida, la integridad o la libertad de las personas.

No es raro ver la represión por parte de la policía cuando existe una marcha de protesta, que muchas veces ha terminado en la muerte de los manifestantes o en la desaparición de muchos de ellos (como lo sucedido en Ayotzinapa, Mexico con los normalistas) o el caso, no comprobado aún pero un rumor entre la sociedad, de los estudiantes muertos luego de realizar protestas por el cambio de horario en los colegios Hondureños.
Estos actos, son también los que provocan que a muchos nos atemoricen las protestas, pues no sabemos como podrían terminar y desafortunadamente, no todas las personas nacemos con vocación de mártir.

En las normas internacionales de protección de derechos humanos, la manifestación es además un derecho especialmente protegido porque representa una forma de expresión de la voluntad popular dentro de todas las posibilidades de conducta que ofrece una sociedad libre y democrática.

Su fundamento es que la violación de los derechos humanos o del libre y democrático ejercicio de la soberanía para manifestar ideas y opiniones expresadas en forma pública, conlleva el legítimo derecho de las personas a reclamarlos y exigirlos individual o colectivamente por medio de la manifestación pacífica.

Por lo tanto, los Estados no pueden aplicar restricciones a este derecho que sean inadmisibles en los Tratados Internacionales para justificar medidas dirigidas a suprimir la oposición o incurrir en prácticas represivas contra su población.

En tanto son expresión de la voluntad popular, las manifestaciones cumplen una importante función democrática: permiten la defensa y la reivindicación de derechos, incentivan el debate político sobre problemas de interés público y promueven alternativas de cambio conforme a las aspiraciones democráticas.

Por todo lo anterior y aunque yo no participe en las marchas, si considero de mucha importancia la participación de “Los Indignados” dentro del desarrollo político y social de Honduras. Pues han abierto una puerta para que los hondureños despertemos y podamos exigir transparencia y respeto en el manejo de los recursos del estado.

A manera de epílogo, colocaré en este ensayo un fragmento de un texto referente al derecho a la manifestación pacífica

Como derecho protegido, las garantías a la manifestación pacífica deben cumplir con los siguientes estándares:
·         Todas las personas tienen derecho a la manifestación pacífica (concentraciones, protestas, huelgas y paros, entre otras), lo que significa expresar en público, de manera individual o colectiva, y por medios no violentos, la insatisfacción,  desacuerdo o indignación con hechos o situaciones que les afecten directamente o perjudican el interés público.
·         Los niños, niñas y adolescentes tienen derecho a la manifestación pacífica, expresando pública y libremente su opinión sobre asuntos relacionados con sus derechos, en condiciones acordes con su edad y protegiendo su integridad y desarrollo.
·         Las manifestaciones pacíficas constituyen una expresión del derecho a la libertad de reunión y, amparadas en este derecho, no requieren de autorización previa. En todo caso debe aplicarse un procedimiento de notificación, siempre que éste no restrinja de manera indirecta el derecho a la reunión pacífica.
·         Los Estados no deben interferir en las manifestaciones pacíficas y también deben proteger a los manifestantes en el ejercicio de sus derechos, en particular cuando las personas que manifiestan defienden puntos de vista impopulares o controvertidos o pertenecen a minorías u otros grupos que están expuestos a un riesgo mayor de victimización, ataques u otras formas de intolerancia.
·         Los Estados no pueden prohibir acciones de manifestación pacífica, impedirlas, censurarlas o ejercer amenazas físicas o psicológicas contra sus participantes.
·         Los manifestantes pueden expresarse  libremente, independientemente del contenido de sus discursos y de su mayor o menor aceptación social y estatal.
·         No están protegidos por la libertad de expresión: a) la propaganda de la guerra y la apología del odio nacional, racial o religioso que inciten a la violencia o cualquier otra acción ilegal similar contra cualquier persona o grupo de personas, por ningún motivo, inclusive los de raza, color, religión, idioma u origen nacional; b) la incitación directa y pública al genocidio; y c) la pornografía infantil.
·         Es una obligación del Estado no interferir con el derecho a circular información, ideas y expresiones en una manifestación pacífica. La libertad de dar y recibir información protege de manera especialmente enérgica la expresión y difusión de informaciones en materia política y, más ampliamente, sobre asuntos de interés público. Por lo tanto, la protección de su libre difusión resulta especialmente relevante para la formación de la opinión pública.
·         No se justifica la aplicación de restricciones o la penalización de los manifestantes por mensajes en los que no hubo propaganda de guerra, ni incitación inminente a la violencia.


Fuentes:
Fragmento de la conferencia dictada en el X Congreso Colombiano de Sociología 2011, en compañía de Gloria Inés Montoya. 




No hay comentarios:

Publicar un comentario