HACIA DÓNDE VAMOS COMO HONDUREÑOS CON LA REELECCIÓN
PRESIDENCIAL
Por Andreha Romero
Actualmente,
Honduras enfrenta una de las crisis políticas más polémicas desde el golpe de
estado ocurrido en el 2009 y es el
discutido tema de la Reelección Presidencial.
Este asunto está
siendo ampliamente debatido, por propios y extraños, por expertos y no tan
expertos, desde las altas esferas hasta el rincón más humilde de nuestro país, en
la mayoría de medios de comunicación, hogares y negocios hondureños se escuchan
debates y pronunciamientos sobre la reelección presidencial porque es un tema
que nos atañe a todos y en el que debemos poner nuestra atención, razón por la
cual, me dispuse a investigar sobre el tema y analizar cada uno de los aspectos
específicos que tiene este polémico asunto.
Mi objetivo en este documento, no es presentar
un argumento a favor o en contra de la reelección, sino discutir algunas
cuestiones puntuales que pueden servir para entender hacia donde nos dirigimos.
La Reelección
Presidencial siempre ha sido un tabú en nuestro país y en otros países del continente
americano que prohíben esta opción política, pues es un tema sensible y
polémico, lo que impide que pueda abordarse en su totalidad, pero trataré de abarcas los
aspectos más importantes.
Para realizar un
análisis de la situación en Honduras, es importante echar un vistazo a lo que
sucede en otros países con respecto a la reelección presidencial.
Una de las amenazas
más graves en la región latinoamericana es el furor del presidencialismo como
modelo político, incrementado por la tendencia hacia las reelecciones
presidenciales en muchos países, estableciéndose la “reelección indefinida”, como
es el caso de Venezuela.
América Latina vive en la actualidad el fenómeno de la reelección en las tres modalidades conocidas: la
inmediata, la alterna y la indefinida. (2009, Elena Perea Díaz) Nunca antes
desde el retorno de la democracia en algunos países de la
región habían existido tantos casos de
presidentes reelegidos.
En la actualidad la reelección presidencial es permitida en varios países de Latinoamérica de manera
inmediata o consecutiva pero prohíben en algunos casos la reelección presidencial
indefinida; tal es el caso de: Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador
y República Dominicana.
Entre los países que permiten más de una elección al cargo presidencial
pero la prohíben inmediatamente, toda vez
que deben transcurrir al menos un
mandato presidencial están: Chile, Costa Rica, El Salvador, Nicaragua, Panamá,
Perú y Uruguay.
La reelección presidencial no es
permitida, por lo menos hasta el
momento, en Guatemala, Honduras, México y Paraguay.
La mayoría de
hondureños hemos escuchado que en la “Constitución” está prohibida la
reelección porque lo prohíben los “Artículos “Pétreos”, pero muy pocos sabemos
en qué consisten en realidad estos artículos.
Para poder ahondar
en lo referente a la reelección presidencial, considero oportuno comenzar por
definir que son los artículos pétreos:
La Constitución de
la República de Honduras (1982) contiene siete artículos en cuyo contenido se
protege la soberanía del Estado de Honduras, pues definen la forma de gobierno
que tiene nuestro país y otros aspectos relacionado con las elecciones
presidenciales y el territorio nacional.
Estos artículos se
denominan “pétreos” en alusión a las piedras, por inquebrantables, lo que
significa que bajo ningún precepto pueden ser modificados, pues representan el
cimiento del sistema democrático en Honduras.
Entre estos siete
“Artículos Pétreos” está el artículo 239 el cual establece que "el ciudadano que haya desempeñado
la titularidad del Poder Ejecutivo no podrá ser presidente o vicepresidente de
la República", y añade que quienes quebranten esa disposición
"quedarán inhabilitados por diez años para el ejercicio de toda función
pública".
La imposibilidad
para modificar estos artículos la estipula el
Artículo 374: que literalmente dice “No podrán reformarse, en ningún
caso, el artículo anterior, el presente artículo, los artículos
constitucionales que se refieren a la forma de gobierno, al territorio
nacional, al período presidencial, a la prohibición para ser nuevamente
Presidente de la República, el ciudadano que lo haya desempeñado bajo cualquier
título y el referente a quienes no pueden ser Presidentes de la República por
el período subsiguiente”
Partiendo de este punto, y siendo
la constitución de la república la Carta Magna del país, está más que entendido que la reelección
presidencial en Honduras está prohibida, o por lo menos lo estaba, pues después
de que el día 23 de Abril del 2015, la Sala de lo Constitucional ante una
solicitud interpuesta por el Expresidente Rafael Leonardo Callejas y quince
diputados, declaró por unanimidad aceptar el recurso de inconstitucionalidad,
dando libertad para la reelección presidencial.
Ante esto hecho, una de los puntos que más nos debe preocupar
o interesar, además de la obvia violación a la Constitución de la República, es
el hecho de que este recurso de inconstitucionalidad solamente abre el camino
para que un expresidente pueda ser reelecto, pero no define los parámetros para
tal reelección, pues considero que para
evitar problemas posteriores, debería quedar establecido si la reelección será
consecutiva o alterna, también debe definir cuántos periodos puede reelegirse
un presidente y otros detalles que aseguren que no se romperá el orden
democrático en nuestro país.
En este asunto de la reelección, existen muchos aspectos que
deben ser discutidos, no es una cuestión que deba tomarse a la ligera, pues en
ella se ponen en juego las garantías constitucionales de cada uno de los
hondureños.
Entre estos aspectos, nombraré los que menciona Mario D. Serrafero (2010) que, a su criterio, son muy relevantes y
deben ser tenidos en cuenta a la hora de estudiar el fenómeno reelectoral:
- Sistema institucional
- Equilibrio de poderes
- Duración del mandato
- Cultura política y tradición
institucional
- Institucionalismo
- Sistema político y modelo de democracia
- Partidos y competencia electoral
- Poder presidencial
- Sucesión del poder
- Estímulos (premios y castigos)
Estoy segura que estos aspectos no han sido considerados por
ningún sector de nuestra nación. En los medios de comunicación escuchamos
muchas discusiones sobre la reelección, pero únicamente se refieren a la forma,
no al fondo, comentan que es inconstitucional, que es un delito, otros expresan
si están o no de acuerdo con ella, pero no he escuchado a nadie pronunciarse
sobre los parámetros que enmarcarán la controversial reelección presidencial.
Uno de los hechos
que más llama mi atención es la posición de la oposición con respecto a ese
tema. Muchos manejan que el recurso interpuesto por el Lic. Rafael Leonardo
Callejas es nada más una sucia estrategia del actual presidente del país quien
tiene (según dicen) las obscuras intenciones de perpetuarse en el poder
ejecutivo, razón por la cual sería lógico, según mi punto de vista, que los
partidos de la oposición, unieran fuerzas y lucharan por evitar que esta
situación avance hasta límites en los que no pueda hacerse nada, pero al
contrario, muchos de la oposición ven la oportunidad de cumplir sus sueños
truncados, como es el caso del expresidente Manuel Zelaya, quien sin anunciar
su candidatura formalmente, coquetea con la posibilidad de ser reelegido,
cuestión que pone contentos a sus seguidores.
Yo veo la reelección
como un hecho, por eso me interesa conocer las ventajas y desventajas de una
reelección presidencial y la forma en que esto ha afectado (ya sea favorable o
desfavorablemente) a otros países con características sociales, económicas y
políticas parecidas a las nuestras.
Lijphart (1990) se pronunció
a favor del argumento de la reelección como un fuerte incentivo para que el
presidente estuviera atento a los deseos de los votantes.
En parte, esto
podría ser cierto, pues el presidente
tendría que hacer un buen papel en su administración para no perder la simpatía
de los votantes, cuestión que significaría un beneficio para sus simpatizantes,
no así para la oposición.
Los que favorecen la reelección destacan que ésta aumenta las
posibilidades de elección del pueblo, mejorando la calidad de la democracia;
que la presencia de la reelección incentiva al ejecutivo a tener en cuenta los
intereses y preferencias de sus votantes, porque si los defrauda éstos no lo
volverán a votar
En mi opinión, entre las ventajas que podría tener una
reelección presidencial están:
- Los presidentes tienen más tiempo para
desarrollar las propuestas de las campañas.
- Hay más posibilidades de desarrollar
políticas de estado de larga duración.
- Si les va bien en el primer periodo
probablemente en el segundo periodo lo hagan mejor.
- Los presidentes reelectos podrán no sólo
corregir errores e insuficiencias de su mandato sino hacer cambios
importantes en su gabinete.
Sartori (1994) al
contrario de Lijphart (1990), ubicó el tema de la reelección en un marco que
admitía distintos escenarios. Expresaba: “el problema de la reelección debe
juzgarse por sus propios méritos. El principal razonamiento en contra del
aumento del número de periodos en que se puede ocupar el cargo es el temor de
que la reelección pueda facilitar que se conviertan en dictadores.
En este punto,
coincido completamente con Sartori, uno de los aspectos que más me preocupan de
la reelección y que considero una de sus principales desventajas, es lo
relacionado con el continuismo, no quiero ver mi país sometido por una dictadura,
pues considero que mi pueblo no tiene los cimientos para poder sostener un
sistema político de esa índole.
Navegando en la
WEB, encontré un artículo que se llama “7 razones para no aceptar una
reelección presidencial” donde se menciona literalmente las siguientes:
1.
Obstruye
el reemplazo generacional, la competencia entre líderes y la circulación de las
élites.
2.
Refuerza
el caudillismo en detrimento de las instituciones.
3.
Cuando se
prolonga el mandato, el caudillo se va rodeando de cortesanos que lo halagan y
confunden en busca de privilegios.
4.
Fomenta un
tipo de nociva relación mercantilista entre el poder económico y el político.
Se retroalimentan mutuamente. Facilita la corrupción.
5.
Los
errores tienden a reiterarse por el conocido Einstellung Effect. No solemos
hacer las cosas porque estén bien o mal, sino porque primero la hicimos de
determinada manera y el cerebro es una máquina que aprende y repite los
comportamientos.
6.
Los viejos
gobiernos se quedan sin ideas, se van fosilizando, se resisten a las reformas y
segregan burocracias calcificadas, cada vez más incompetentes.
7.
La no
reelección refuerza la noción de que lo conveniente es seguir planes de
gobierno a largo plazo, pensando en el país y no en periodos cortos. Se llega
al poder a medio camino y se entrega a medio camino porque es un viaje que no
puede o debe llegar a ninguna parte. Es una obra continua en la que el
presidente es sólo un factor transitorio limitado por la ley.
Analizando cada una
de estas razones, me doy cuenta que encierran una gran verdad, hemos visto
ejemplos en otros países en la que la perpetuidad de un mandatario, en lugar de
favorecer a los ciudadanos los ha perjudicado, pues a muchos presidentes los
ciega el poder y dejan de ver por los intereses de los demás, para concentrarse
en sus propias necesidades y tomando la
nación como si fuese de su propiedad para su propio beneficio.
Si en realidad el
presidente Juan Orlando Hernández tiene intención de reelegirse, debemos tener
en cuenta que posee muchas ventajas en comparación con cualquier otro candidato
(sea expresidente o no) pues tiene bajo su mando directo los recursos de la
nación, con los que puede granjear cuantiosas prebendas para exigir lealtad a
sus funcionarios y a ciudadanos acostumbrados a vender su voto. Y no debemos
olvidar que como primera figura del país, cuenta con la suficiente exposición
mediática, para aparecer las 24 horas del día en los medios de comunicación.
Para concluir y como
referencia ilustrativa a este tema citaré al Dr. Eugenio María de Hostos,
nativo de Puerto Rico, que en su libro Derecho Constitucional dice lo
siguiente: “todo lo que directamente puede preceptuarse con respecto a la
duración de los funcionarios ejecutivos es el que el tiempo de sus funciones
sea tan corto como conviene a su responsabilidad, tan largo como importa a la
regularidad administrativa y tan frecuente como es necesario para que los
funcionarios mantengan viva en la mente popular la idea de que el poder es de
la sociedad entera”
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