En nuestro país en vías
de desarrollo, la inmigración de familias numerosas hacia las principales
ciudades de éste en busca de mejores condiciones de vida, conlleva (entre otros)
un serio problema que compromete el acceso del 6.5% de niñas y niños a
servicios sociales y protección del Estado por no tener registrado su
nacimiento (UNICEF Honduras, 2010)
La población menor a 5
años de edad constituye el 28.3% de la población total infantil que en su mayoría radica
en las áreas rurales, creciendo en núcleos familiares mayoritariamente
monoparentales con escasos ingresos económicos, lo que permite que un cuarto de
niñas y niños en edad escolar padezcan de desnutrición crónica lo que limita en
gran medida su rendimiento escolar, tomando en cuenta que:
En 15 de los 18 departamentos, la matricula supone únicamente el 33% que
evidencia que no se está garantizando plenamente el derecho a la niñez indígena
y afro hondureña a poder acceder a una educación en su propia lengua. (UNICEF Honduras, 2010)
La tasa de mortalidad
infantil en Honduras es de 17.7% de cada 1,000 nacimientos, de ésos mil
nacimientos, el 10.9% sufrió de una anomalía congénita (Central Intelligence Agency , 2016) a causa de escasos
cuidados durante la etapa de gestación; de haber existido el derecho legal a
interrumpir ésta, el nacido no hubiese formado parte de alguna de las
anteriores estadísticas, y de muchas otras que reflejan la desventaja a futuro
que supone su condición.
Ya que actualmente el
Estado contempla solamente tres instancias para ejercer legalmente el aborto, considero
que la decisión de la gestante no figura en ninguna aunque se dé a entender lo
contrario.
En caso de violación,
es Medicina Forense quien decide si tiene legitimidad su testimonio en base al
proceso pertinente que realiza, pero si el daño físico no fue considerable, se
omiten las posibilidades de violación por sumisión a la víctima, el
consentimiento a la relación sexual por el nexo familiar que podrían tener ésta
con el agresor, entre otras situaciones, limitando así la denuncia de cualquier
tipo de violencia que no califique como tal pero que definitivamente mantienen
en peligro la vida de la mujer y del feto producto de la agresión.
Mi postura a favor de
la legalización se centra únicamente en el derecho que cada mujer tiene sobre
su cuerpo, a considerarse apta para enfrentar la responsabilidad de proveer a
su hijo de todo lo que éste necesita desde su concepción hasta que pueda
valerse por sí mismo legalmente, tanto si la toma sola, si la consulta con su
pareja, si lo permite o no la religión que profesa.
Sobre todo, el deseo
de expandir el círculo familiar y su voluntad de gestar una nueva vida, para
que éste pueda convertirse en un ciudadano útil a la sociedad.
¨Aquellos que educan bien a los niños deberían ser más honorados que los que los producen; los primeros solo les dan la vida, los segundos el arte de vivir bien¨
Aristóteles
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