Ensayo del testamentó de Francisco Morazán
Introducción:
Francisco Morazán nació un 3 de octubre de 1792 fue político y militar hondureño que gobernó a la Republica Federal de Centro América durante los periodos de 1827 a 1838. Morazán salto a la fama luego de su victoria en la legendaria Batalla De La Trinidad, el 11 de noviembre de 1827 fue reconocido por los miembros de su partido como un gran pensador y visionario. Uno de sus mayores anhelos era ver transformada a Centroamérica en una nación grande y progresista. Durante la gestión de Francisco Morazán como mandatario de la Republica federal promulgo la creación de varias reformas liberales entre ellas la educación, la libertad de prensa y la religión entre otras. Con estas reformas Morazán se gano enemigos poderosos, y su periodo de gobierno estuvo marcado por amargas luchas internas entre liberales y conservadores. El escribió varias memorias y una de las más importantes fue aquella que escribió un 15 de septiembre en Costa Rica en donde declaro que el amor que El tenia por Centroamérica muere siempre con El.
Cuerpo del ensayo:
El testamento de Francisco Morazán es la página más bella de nuestra historia, tres horas antes de ser asesinado en Costa Rica, Francisco Morazán escribió su testamento, que es “la pieza cívica más importante en la cual deberían aprender a leer los niños de Centroamérica, tal y como dijo Marco Aurelio Soto”.
Según el historiador Hondureño Miguel Calix detalló que las primeras tres líneas del testamento fueron escritas por Francisco, hijo de Morazán, quien tenía 14 años de edad, el resto lo escribió el prócer, quien en pocas líneas escribió palabras de hondo contenido, e inicia así: “San José: 15 de septiembre de 1842. Día del aniversario de la independencia cuya integridad he procurado mantener”.
Ese es el inicio de sus últimas palabras, en las que, entre otras cosas, clamó el nombre de Dios, expresó que todos sus recursos y los de su esposa doña Josefa los gastó en dar un gobierno de leyes a Costa Rica Es por eso que este historiardor hondureño expresa que es una ingratitud de Costa Rica, poque los que es hoy Costa Rica se lo debe a la sangre de Francisco Morazan.
El morazanista mencionó dos cláusulas muy hermosas contenidas en el testamento, y una es el llamado que Morazán hace a la juventud “a dar vida a este país que dejo con sentimiento por quedar anarquizado, y deseo que imiten mi ejemplo de morir con firmeza, antes que dejarlo abandonado al desorden en que desgraciadamente hoy se encuentra”.
La segunda es cuando menciona a sus asesinos, y cita que “Declaro que no tengo enemigos, ni el menor rencor llevo al sepulcro contra mis asesinos, que los perdono y deseo el mayor bien posible”.
Calix expresó que solo los grandes mueren con firmeza, y solo los grandes reconocen su errores, y que “el testamento nos está dando cátedra de valor, de civismo y de lealtad hacia la patria”, y agregó que estos tres documentos deberían ser aprendidos y estudiados por los niños y jóvenes hondureños, y enseñados por los maestros, pero que lamentablemente “no es así”.
Morazán dictó a su hijo Francisco el glorioso testamento, pocas horas antes de marchar al patíbulo, en medio de los gritos de odio de las muchedumbres ignorantes y fanáticas.
Para mayor vergüenza de Centro América, Morazán fue fusilado el 15 de septiembre; y a la noticia de su muerte sonaron las campanas en Nicaragua y en Honduras, celebrando el triunfo de la barbarie y la opresión.
Un testigo de la tragedia dice: “El hombre era guapo, porte de guerrero, alto y esbelto. Vestía un traje civil, su fisonomía revelaba firmeza, su mirada centellaba. No quiso ocupar el banquillo, permaneció de pie. Se descubrió; en la cabeza brillaban pocas canas. Con voz segura, entera, exclamó santiguándose:
–En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Después, como si se tratara de una maniobra militar:
– ¡Soldados, preparen armas! ¡Apunten, fuego!”
Así murió el más grande hombre que ha producido Centro América. Con ningún otro hombre público del Istmo ha estado unido tan íntimamente el destino de la Patria como con Francisco Morazán. Quiso legarnos una Patria grande, mas las tinieblas no lo comprendieron.
Casi todos los próceres de América tuvieron alguna vez un desfallecimiento, un paso en falso. La vida de Morazán siguió una línea recta. Desde que apareció en la escena pública hasta su muerte, fue ejemplo de sinceridad cívica, de ardoroso amor a la patria, de valor legendario y de ecuanimidad y desinterés personal en todos sus actos.
Conclusiones:
Francisco Morazán dio su vida, aunque sin éxito, tratando de preservar la unión de estos países. Es evidente, también, que su muerte contribuyó, en cierta medida, para que cada una de estas naciones sean hoy países independientes. En el ámbito de la política la idea de la integración aun se mantiene en la mente de muchos Centroamericanos. Para la nueva generación de jóvenes y para los nuevos políticos que surgen, Francisco Morazán nos deja que siempre debemos de tener un amor incondicional a la patria que nos vio nacer, que los maestros de los diferentes colegios ya sea publico o privado debería de inculcar ese civismos a sus alumnos, que imitemos con un buen ejemplo todo lo que estos próceres dejaron con sus acciones a la patria; y a los políticos por favor dejen de estar hablando y hablando mejor actúen y que todas esas palabras se las ahorren y comiesen a trabajar por Honduras y por sus habitantes y que honren la figura de estos grandes próceres y que por eso se les recuerdan a pesar que han pasado varios años. Imitemos lo bueno señores.
Bibliografías
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