"Declaro: Que mi amor por Centroamérica muere conmigo." Diego Paredes

"Declaro: Que mi amor por Centroamérica muere conmigo."

Estatua de Francisco Morazán en Tegucigalpa, Honduras.

Esta frase fue dicha por uno de los personajes más destacados de la Historia de Honduras; 21 años después del proceso pacífico, sin guerra, que proclamó la Independencia de España, Francisco Morazán dicta a su hijo su testamento mientras se dirige a una muerte segura por fusilamiento, comenzando con cómo ha permanecido fiel a la Independencia. Morazán después de pasar por guerras civiles en Honduras, (como en 1827 concluyendo con el derrocamiento del salvadoreño José Manuel Arce como Presidente de La Federación) se vuelve presidente de La Federación y empieza a establecer muchos acuerdos y leyes, como la abolición de la esclavitud, la libertad de Prensa, la libertad de cultos, termina su mandato con la disolución de la Federación en 1839, iniciando el período Pos-Federativo de la Historia de Honduras.

Francisco Morazán dicta en su testamento sus intereses por la poesía y su herencia hacia el General Pedro Bermúdez, declara también que su muerte es injusta porque él luchaba por la libertad de Costa Rica y la Paz en la República, nombrando como asesinato su muerte, porque no se hizo juicio, no se dio ninguna libertad de expresión hacia sus palabras. Morazán simplemente quería luchar por pacificar la República. También menciona la falta de la palabra dada por el comisionado Espinach de salvarle la vida. Él sabía que era inocente en cierto modo, no culpaba a nadie sobre su aproximado asesinato y siguió con su testamento.

Al momento de decir la frase del título de este ensayo, Morazán quería dar a mostrar que toda la juventud siga su ejemplo siendo fieles a la Patria, a la Independencia, a ser luchadores por las mismas; no solo esto, Morazán demostró con esta oración que él amará a Centroamérica incluso en la muerte, que en ningún momento dejaría de demostrar con orgullo ese amor, profundo y sincero por la Patria. A pesar de ser juzgado injustamente, siguió amando a su Patria, a pesar de ser condenado a muerte por fusiles, siguió amando a su Patria. Con esto quiere él que la juventud futura, o mejor dicho, que todos los hondureños amemos la Patria con todo nuestro corazón, con todo nuestro ser, con nuestro trabajo, con nuestro esfuerzo, con nuestra alma. 

La juventud de ahora tiende a tomar la Patria como algo del mes de septiembre únicamente y sin demostrar el amor a la Patria como Morazán lo hizo. Los jóvenes debemos tomar el ejemplo de nuestro Prócer, y vivir la patria cada día de nuestras vidas. ¿Puede vivirse la Patria todos los días? Claro que sí, pero es un poco difícil; porque se requiere de esfuerzo, de trabajo, y de tener en mente que todo se hace para ser mejores y poder mejorar nuestra amada Honduras. El hondureño de ahora, según los estereotipos, es perezoso, es haragán, no es serio en ningún sentido; todo esto describe a una Honduras sin amor a la Patria. Hay personas que solo con cantar el Himno Nacional les da sueño, les aburre, quieren dejar de cantarlo, o les da ganas de llorar; cuando cantar el Himno es lo menos que se puede hacer por la Patria. Es impresionante que la sociedad de nuestro país vaya caminando en "honduras", es decir, que vaya dando el mínimo esfuerzo por la Patria. 

Nosotros podemos cambiar eso, pero necesitamos tener en mente que sin esfuerzo no se va a poder. Morazán dedicó una gran parte de su vida por la Patria, aunque murió pensando que hizo algún daño a su país, pero siempre procuraba el bien de su nación. En solamente tres horas él demostró, con pocas palabras, mucho mas amor a su Patria que cualquier hondureño de la actualidad en toda su vida. Sin duda que es un gran ejemplo a seguir, especialmente para nosotros por ser parte de la Honduras de hoy, y para cualquier persona del mundo.

Termino con una invitación para todos los que están leyendo este ensayo:
Vivan la Patria como se debe vivir, al menos dar más amor y esfuerzo por vivirla mejor.

Referencias: Testamento de Francisco Morazán;

http://www.laprensa.hn/vivir/cultura/747212-98/testamento-de-francisco-moraz%C3%A1n